Sabías que… ¿usamos casco de moto gracias a Lawrence de Arabia?

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Sabías que… ¿usamos casco de moto gracias a Lawrence de Arabia?

Uno de los neurocirujanos que le atendió en el hospital y que admiraba al aventurero militar quedo muy afectado por su absurda muerte, consciente de que si Lawrence hubiese llevado protegida la cabeza habría podido salvar su vida.

Todos hemos visto la mítica película protagonizada por Peter O’Toole y conocemos las aventuras que vivió, en el desierto jordano de Wadi Rum, el intrépido escritor, militar y arqueólogo británico, apodado Lawrence de Arabia. Pero hay muchas cosas que algunos desconocen de este gran soldado que tuvo un destacado papel durante la Primera Guerra Mundial y aún más durante la revuelta árabe contra el Imperio Otomano, donde se ganó su sobrenombre.

Su verdadero nombre era Thomas Edward Lawrence y su interés por la historia medieval, por las Cruzadas y por la arqueología aparecieron ya en su infancia, durante su época de colegial.

También es poco conocido el motivo de su muerte, puesto que tras sobrevivir a peligros y aventuras en territorios inhóspitos su fallecimiento fue resultado de un accidente de moto en un entorno familiar y cotidiano. Se produjo cuando al volver hacia su casa se le cruzaron dos niños en bicicleta. Al tratar de evitarlos, frenó bruscamente y salió despedido de la moto, cayendo al suelo, donde se dio un golpe fatal en la cabeza. Tras permanecer casi una semana en coma, falleció finalmente en mayo de 1935.

Uno de los neurocirujanos que le atendió en el hospital y que admiraba al aventurero militar quedo muy afectado por su absurda muerte, consciente de que si Lawrence hubiese llevado protegida la cabeza habría podido salvar su vida.

A partir de ese momento, este médico llamado Hugh Cairns se dedicó a concienciar a todos los motociclistas de la importancia que tenía para su vida el llevar puesto un casco. Y se dedicó a popularizar el invento de Eric Gardner, un casco diseñado específicamente para motociclistas, presentado en una carrera celebrada en la Isla de Man en 1914.

Gracias al empeño de Cairns se logró que en la Segunda Guerra Mundial la mayoría de los soldados motorizados del Ejército Británico lo llevasen. Y esa costumbre se fue extendiendo, poco a poco, hasta que su uso se convirtió en obligatorio.

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