Que te deslumbre el arte, no la iluminación de tu espacio de trabajo

La iluminación es una parte fundamental para llevar a cabo correctamente las funciones de nuestro puesto de trabajo, sea cual sea

La iluminación es una parte fundamental para llevar a cabo correctamente las funciones de nuestro puesto de trabajo, sea cual sea. Es un elemento transversal a todas nuestras funciones, y tal es su importancia, que podríamos afirmar que casi todas las funciones que realizamos a lo largo de nuestra jornada laboral dependen de ella.

Pero disponer de luz no es lo mismo que disponer de una correcta iluminación. Cuando trabajamos con una calidad lumínica deficiente, aumenta nuestra fatiga visual, se reduce nuestro rendimiento y el incremento en los errores. El ojo humano tiene la facultad de adaptarse a muy distintos niveles de luminancia, pero como todo, necesita de un tiempo para adaptarse al cambio, es lo que se llama “luminancia de adaptación”.

Los alumbrados de nuestros espacios de trabajos se pueden clasificar en función de la distribución espacial del flujo, de tal manera que la iluminación que se consigue es: directa, semi-directa, uniforme, semi-indirecta e indirecta.

Iluminación directa

Con este tipo, la iluminación se dirige directamente a la zona que se desea iluminar. Es más económico, pero produce sombras duras y aumenta el riesgo de deslumbramiento.

Presenta el inconveniente de dejar en sombra los techos y las paredes del local pudiendo originar grandes desequilibrios de luminancia.

Iluminación semi-directa

La luz se dirige hacia la zona que se desea iluminar, pero una pequeña parte se envía hacia el techo o las paredes. Las sombras no son tan duras como en el caso de la iluminación directa y se reduce el riesgo de deslumbramiento. Muy utilizado en locales de oficina y de talleres en general.

Iluminación uniforme

La luz se distribuye uniformemente. Se producen sombras muy suaves y el efecto es agradable para todo el campo visual. Indicado para locales de oficina y otras actividades diversas.