Los riesgos de trabajar con altas temperaturas y olas de calor

Lecciones de seguridad
Los riesgos de trabajar con altas temperaturas y olas de calor

Aunque el ser humano posee la capacidad de compensar los efectos de fuentes calóricas naturales, los trabajos en exteriores y/o con tiempo caluroso (como trabajos de limpieza y recogida de residuos, construcción, obra pública, trabajos agrícolas, de jardinería, en playas, forestales, …) así como los trabajos en instalaciones donde existen altas temperaturas, fuentes de calor radiante y/o actividades en las que se realiza una fuerte actividad física (fundiciones, minería, fabricación de cerámica, cristal, etc.) son actividades donde se puede estar expuesto a cargas de calor excesivas, lo que puede poner en riesgo la salud de las personas trabajadoras. Hoy queremos hablar de esos riesgos.

Aunque el ser humano posee la capacidad de compensar los efectos de fuentes calóricas naturales, los trabajos en exteriores y/o con tiempo caluroso (como trabajos de limpieza y recogida de residuos, construcción, obra pública, trabajos agrícolas, de jardinería, en playas, forestales, …) así como los trabajos en instalaciones donde existen altas temperaturas, fuentes de calor radiante y/o actividades en las que se realiza una fuerte actividad física (fundiciones, minería, fabricación de cerámica, cristal, etc.) son actividades donde se puede estar expuesto a cargas de calor excesivas, lo que puede poner en riesgo la salud de las personas trabajadoras.

Hoy queremos hablar de esos riesgos que además pueden verse incrementados si las condiciones climáticas externas no son favorables, como puede ocurrir cuando llega el verano y/o hay una ola de calor.

Cuando se realiza la evaluación de riesgos se debe valorar si las condiciones de la tarea a realizar suponen riesgo de estrés térmico o las condiciones de temperatura y humedad son adecuadas. Sin embargo, cuando hay una ola de calor, las condiciones laborales cambian.

En principio, la temperatura de los lugares de trabajo será más alta, y también lo será la de las zonas de descanso, ya que, aunque haya sistemas de climatización, éstos no suelen estar diseñados para hacer frente a determinados picos de temperatura.

Por ello, para poder realizar una prevención efectiva de una ola de calor, se debería hacer una evaluación de estrés térmico en lugares sin fuente de calor, para conocer qué temperatura en el entorno de trabajo provocaría que las personas trabajadoras requirieran descanso.

Y así mismo, se debería hacer lo mismo en los lugares de trabajo con fuente de calor, donde el riesgo ya existe, para conocer si el descanso que se realiza es suficiente y, en caso de no serlo, calcular el nuevo periodo necesario. En ambos casos, habría que tener previsto un procedimiento de actuación en caso de que la temperatura se eleve excesivamente.

 

¿Cuáles son los principales factores de riesgo?

Factores de riesgo asociados a lugar de trabajo

  • Exposición a temperaturas y humedades relativas altas.
  • Fuentes de calor radiante, por convección o conducción.
  • Ventilación escasa. Al aumentar la velocidad del aire, disminuye la sensación de calor porque se facilita la pérdida de calor por convección y por evaporación.
  • Exposición directa a los rayos del sol.

 

Factores de riesgo asociados a la tarea

  • Dificultad para suministrar agua fresca (trabajos en el exterior donde no existe punto de alimentación de agua, por ejemplo).
  • Realización de trabajo físico intenso.
  • Pausas de recuperación insuficientes. Es preferible descansar a cada hora. A medida que la temperatura es mayor, las pausas deben ser más largas y frecuentes.
  • Utilización de equipos de protección que impidan la evaporación del sudor.
  • Ropa utilizada.

 

Factores de riesgo asociados a la trabajadora/al trabajador

  • Pérdida de aclimatación. La aclimatación puede aumentar claramente la tolerancia al calor. Se consigue en 7-15 días, pero desaparece en sólo una semana.
  • Condición física. La falta de entrenamiento en la ejecución de tareas físicas intensas constituye un factor de riesgo.
  • Existencia de antecedentes médicos, tales como enfermedades del sistema cardiovascular, de las vías respiratorias, diabetes o insuficiencia renal.
  • Ingesta de determinados medicamentos, tales como antihistamínicos, diuréticos o antidepresivos.
  • Consumo de determinadas sustancias, tales como alcohol o cafeína.
  • Sobrepeso. Se requiere mayor esfuerzo en el movimiento y por tanto se genera más calor.
  • Edad avanzada. Las personas mayores presentan más riesgo de deshidratación, ya que con la edad el mecanismo de termorregulación se ve alterado, produciéndose una disminución importante de la sensación de sed.
  • Embarazo. Aunque no se han encontrado diferencias entre sexos, es conveniente tener en cuenta si una trabajadora está embarazada.
  • Otras cuestiones: actividades tras la jornada laboral, actividades deportivas extremas, hogar con alta temperatura, estado de nutrición e hidratación…

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