Medir para vivir – Medición y evaluación de la atmósfera interior en espacios confinados

Lecciones de seguridad
Medir para vivir – Medición y evaluación de la atmósfera interior en espacios confinados

Trabajar en espacios confinados conlleva riesgos muy específicos que no suelen ser evidentes a simple vista. Estos reducidos espacios, como tanques, pozos, silos o túneles…, suelen tener una ventilación limitada, lo que favorece la acumulación de contaminantes o la disminución del oxígeno. Aunque desde fuera puedan parecer seguros, su atmósfera interior puede cambiar rápidamente y convertirse en un entorno peligroso para la salud e incluso resultar letal.

Trabajar en espacios confinados conlleva riesgos muy específicos que no suelen ser evidentes a simple vista. Estos reducidos espacios, como tanques, pozos, silos o túneles…, suelen tener una ventilación limitada, lo que favorece la acumulación de contaminantes o la disminución del oxígeno. Aunque desde fuera puedan parecer seguros, su atmósfera interior puede cambiar rápidamente y convertirse en un entorno peligroso para la salud e incluso resultar letal.

Por eso, antes de entrar a trabajar en estos espacios, es fundamental asegurarse de que el aire que se va a respirar es seguro. Por ello, uno de los aspectos más críticos en estos lugares es la evaluación de la atmósfera interior. Realizar estas mediciones ambientales no es algo opcional, sino una obligación preventiva clave para evitar accidentes graves como intoxicaciones, asfixias o explosiones, y preservar de esta forma la integridad y la salud de las personas trabajadoras.

Estas mediciones deben realizarse siempre antes de que comience cualquier trabajo y mantenerse durante toda la intervención si existe riesgo de que las condiciones cambien durante la duración de los trabajos.

Las mediciones iniciales deben hacerse desde el exterior o desde una zona segura, nunca exponiendo a una persona innecesariamente. Si no se puede alcanzar toda la zona desde el exterior, se debe avanzar poco a poco, desde zonas que ya han sido comprobadas y se consideran seguras, tomando siempre todas las precauciones necesarias. Hay que prestar especial atención a los rincones o zonas muertas donde puede haber una peor ventilación y, por tanto, existir una acumulación de gases o vapores tóxicos.

Para realizar estas tareas se utilizan principalmente equipos de lectura directa, que proporcionan datos inmediatos sobre la calidad del aire. Son portátiles y fáciles de manejar, lo que los convierte en herramientas indispensables para la prevención en espacios confinados. Otros equipos de medición también pueden instalarse de manera fija en lugares de alto riesgo donde se requiere realizar un control continuado.

En espacios donde las exposiciones pueden causar efectos a largo plazo o donde se requiere una medición más precisa, deben usarse equipos de muestreo que capturan el aire en soportes de retención para su análisis posterior en laboratorio.

En cuanto al oxígeno, se considera que un ambiente seguro debe tener al menos un 20,5% de oxígeno. Si este nivel no puede mantenerse con ventilación natural o forzada, será necesario utilizar equipos de respiración autónomos o semiautónomos. Actualmente, muchos explosímetros (detectores de atmósferas inflamables) ya incluyen también sensores para medir el nivel de oxígeno, facilitando así una evaluación más completa del entorno.

Medir y evaluar la atmósfera interior de los espacios confinados es una tarea técnica y rutinaria, pero absolutamente esencial. De hacerlo correctamente o incorrectamente depende la salud y la vida de las personas que van a introducirse en esos espacios confinados. Por lo tanto, debe prestarse especial atención a las lecturas y no acceder al espacio confinado hasta que existe total garantía de que se trata de una atmosfera segura.

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