Recomendaciones de uso para garantizar la eficacia de las cremas de protección solar
Vidas seguras
La radiación solar es un fenómeno natural que tiene una notable influencia en la salud humana. Desde la síntesis de vitamina D, esencial para la salud ósea, hasta su impacto positivo en el estado de ánimo, la exposición moderada al sol puede ser beneficiosa. Sin embargo, la sobreexposición a la radiación ultravioleta (RUV) puede provocar serios problemas de salud, como quemaduras solares y cáncer de piel. Por ello, es fundamental adoptar medidas de protección adecuadas, siendo las cremas de protección solar una herramienta clave en esta estrategia
La radiación solar es un fenómeno natural que tiene una notable influencia en la salud humana. Desde la síntesis de vitamina D, esencial para la salud ósea, hasta su impacto positivo en el estado de ánimo, la exposición moderada al sol puede ser beneficiosa. Sin embargo, la sobreexposición a la radiación ultravioleta (RUV) puede provocar serios problemas de salud, como quemaduras solares y cáncer de piel. Por ello, es fundamental adoptar medidas de protección adecuadas, siendo las cremas de protección solar una herramienta clave en esta estrategia.
El verano se va cerrando, pero no debemos olvidar que el sol y sus efectos nos acompañan todo el año. Aunque solemos prestar más atención a la protección durante los meses estivales, lo cierto es que la radiación ultravioleta también está presente en otoño, invierno y primavera, incluso en días nublados.
Las cremas de protección solar actúan como una barrera que absorbe, refleja o dispersa la radiación ultravioleta, evitando que esta penetre en la piel. Existen diferentes tipos de fotoprotectores: orgánicos, que absorben la radiación; inorgánicos, que actúan como una barrera física; y biológicos, que ayudan a combatir el daño celular causado por la exposición al sol.
La elección del fotoprotector adecuado depende de varios factores, como el tipo de piel y las condiciones de exposición. Estas cremas nos protegen durante un tiempo, pero su eficacia depende también de factores personales como el fototipo de piel, la ingesta o aplicación de medicamentos sensibilizantes, las enfermedades cutáneas, etc., así como de factores externos tales como la hora del día, la época del año, la nubosidad, la latitud o la altitud.
Además, para garantizar la eficacia de las cremas de protección solar, es esencial seguir algunas recomendaciones que aseguren su correcto uso. Os facilitamos unos consejos sencillos pero relevantes que marcan la diferencia entre una protección eficaz o ineficaz:
- Elegir el producto adecuado. Al seleccionar un protector solar, es importante verificar el factor de protección solar (FPS) y asegurarse de que ofrezca protección contra los rayos UVA y UVB. También se debe considerar la resistencia al agua, especialmente si se va a realizar actividades acuáticas.
- Aplicación previa a la exposición. Es importante aplicar la crema solar antes de exponerse al sol. Aunque se suele recomendar hacerlo 30 minutos antes, investigaciones recientes sugieren que la absorción y estabilización del producto pueden ser efectivas a los 10 minutos tras su aplicación.
- Cantidad adecuada. Para lograr la protección prometida, se debe aplicar la cantidad suficiente de crema solar. Como regla general, se necesitan aproximadamente dos líneas extendidas en los dedos para proteger la cara y alrededor de dos cucharadas (30 ml) para el resto del cuerpo.
- Extensión uniforme. Es esencial extender la crema de manera uniforme sobre la piel seca. No dejar áreas descubiertas, ya que estas son las más susceptibles a sufrir daños por la radiación solar.
- Reaplicar regularmente. La crema de protección solar debe ser reaplicada cada dos horas, especialmente después de nadar, secarse o sudar.
Las cremas de protección solar son una herramienta indispensable para protegerse de los efectos nocivos de la radiación solar. Pero, aunque su uso es clave, no es suficiente por sí solo. Se debe complementar con otras medidas de protección como evitar la exposición al sol en las horas centrales del día (de 12 a 16 horas), buscar sombra, usar ropa protectora, sombreros de ala ancha y gafas de sol.
También es importante beber agua frecuentemente para mantener la piel hidratada y recordar que la protección solar es necesaria incluso en días nublados.
El verano termina, pero tu piel sigue necesitando cuidado. Protégete todo el año y disfruta del sol de manera segura.