El procedimiento de la avispa

Segurmanía
El procedimiento de la avispa

La naturaleza ha enseñado a una especie de avispas, generación tras generación, que la forma de asegurar un resultado seguro para la supervivencia de su descendencia, es seguir metódicamente un laborioso y completo proceso antes de depositar sus huevos. Y si hay alguna alteración, comenzar de nuevo el proceso desde el principio. Los procedimiento de trabajos con riesgo eléctrico sin tensión también se deben ejecutar en cinco pasos, dados en un orden concreto, y como en el caso de las avispas, si existe cualquier alteración durante el proceso se deben repetir todos los pasos desde el principio.

Hace muchos años, una promoción de chicos y chicas de la Escuela de Ingeniería de Bilbao especialmente activa y motivada contactó con la asociación para ver si podíamos organizar alguna charla de profesionales que hubieran estado en sus aulas y ahora trabajaran en la industria. Nada más fácil que enredar a exestudiantes para ir a contar batallas a su propio centro educativo, así que organizamos un ciclo muy interesante.

Recuerdo especialmente la charla que ofreció Joseba Marquiegui, por entonces director de la planta de Dow Chemical en Leioa, en la que, hablando de seguridad, describió el procedimiento de trabajos con riesgo eléctrico sin tensión que aplicaban en fábrica.

Joseba no ahorró en detalles y recorrió el proceso paso a paso, ilustrándolo con fotos reales y diagramas:

  1. Desconectar: Se debe desconectar cualquier posible fuente de alimentación de la instalación (incluyendo generadores y baterías), garantizando que el corte sea visible y efectivo, según se pueda verificar la apertura de contactos o con indicadores homologados.
  2. Enclavamiento, bloqueo y señalización: Es fundamental evitar la reconexión accidental mediante dispositivos de bloqueo como candados, y eliminar el telemando en dispositivos automatizados. Se debe señalizar el equipo bloqueado y notificar a los compañeros. El candado tendrá una sola llave que deberá permanecer en todo momento en el bolsillo de la persona que realiza la operación.
  3. Comprobación de ausencia de tensión: Antes de comenzar, hay que confirmar la ausencia de tensión en todas las fases y masas accesibles con los equipos adecuados.
  4. Puesta a tierra y cortocircuito: Hay que crear una zona de seguridad en caso de reconexión accidental o descarga atmosférica, derivando la corriente a tierra mediante equipos que soporten la máxima intensidad sin dañarse.
  5. Señalización de la zona de trabajo: La zona donde se realice la operación debe estar delimitada con vallas, conos o similares, marcando también las áreas seguras para quienes no participan en el trabajo.

La reacción del joven público asistente fue de cierta incredulidad, acompañada de alguna que otra sonrisa sarcástica.

  • ¿De verdad que hacen todo eso para cambiar un enchufe? – se oyó entre los murmullos.
  • Sí – respondió Joseba – y si hay cualquier alteración durante el proceso, se repiten todos los pasos desde el principio.

No hace mucho tiempo veía en un canal de naturaleza un interesante documental sobre las avispas.

Entre las distintas especies de este insecto me llamó mucho la atención la llamada avispa alfarera, que recogía barro y lo amasaba con su propia saliva para construir un nido de cerámica o la constatación de que las avispas solamente pican a los humanos o a animales más grandes si se sienten seriamente amenazadas o si algo o alguien amenaza su nido, hasta el punto de que, en un incendio forestal, se dejarán quemar para intentar defenderlo.

Pero hubo un comportamiento concreto que me llamó aún más la atención. La avispa terrera pone sus huevos en un agujero que ella misma excava en el suelo. Caza otros insectos usando su aguijón y los deposita en el nido antes de taparlo con arena, para que la larva, al salir del huevo, encuentre el alimento.

Lo llamativo del asunto era el proceso. Hace el agujero y lo disimula con hojas secas, va trayendo presas que coloca metódicamente en un lugar concreto respecto al agujero, con una orientación concreta. Inspecciona las cercanías del nido y acerca un poco más su botín, siempre colocándolo en los mismo puntos, hasta que finalmente, quita la tapa provisional del agujero y entra en dos ocasiones a revisar el interior. Finalmente introduce el alimento de sus futuras larvas, vuelve a colocar el camuflaje y parte de nuevo de caza. Cuando considera que ya ha acumulado suficiente comida, pone sus huevos en el agujero y tapa el agujero con arena. Todo ello orientado a que otros depredadores no descubran su nido y roben el alimento que va recolectando o, peor, se coman los huevos.

La avispa da siempre exactamente los mismos pasos en el mismo orden, exactamente en los mismos lugares y colocando las presas en la misma posición, el mismo número de inspecciones y revisiones comprobando la ausencia de depredadores.

De hecho, a mitad de proceso, los investigadores movieron ligeramente, apenas unos milímetros, un gusano que la avispa había traído y el metódico insecto inició el procedimiento desde cero, paso por paso. Se lo volvieron a mover y ella volvió al principio… cuantas veces le alteraron el proceso, ella volvió a empezar.

La naturaleza ha enseñado a esa especie de avispas, generación tras generación, que la forma de asegurar un resultado seguro es seguir metódicamente el proceso.

Una persona que me acompañaba comentó:

  • Parece que la avispa sufra de Trastorno Obsesivo Compulsivo.

Yo le respondí.

  • Lo que pasa es que se dedica a la prevención de riesgos.

Creo que no pilló el chiste.

 

Luis Blanco Urgoiti

Secretario General de AVEQ-KIMIKA

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