¡Alerta picaduras! Medidas preventivas para evitar picaduras

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¡Alerta picaduras! Medidas preventivas para evitar picaduras

Las picaduras no entienden de estaciones. Aunque el calendario diga que el otoño ha llegado, las temperaturas siguen siendo más propias del verano en muchas zonas del país. Este calor prolongado mantiene vivos y activos a mosquitos, garrapatas y otros pequeños insectos que pueden afectar a nuestra salud. Lejos de desaparecer, estos transmisores de enfermedades siguen presentes en entornos rurales, zonas húmedas o incluso en parques urbanos, lo que convierte la prevención en una tarea importante también en esta época del año.

Las picaduras no entienden de estaciones. Aunque el calendario diga que el otoño ha llegado, las temperaturas siguen siendo más propias del verano en muchas zonas del país. Este calor prolongado mantiene vivos y activos a mosquitos, garrapatas y otros pequeños insectos que pueden afectar a nuestra salud. Lejos de desaparecer, estos transmisores de enfermedades siguen presentes en entornos rurales, zonas húmedas o incluso en parques urbanos, lo que convierte la prevención en una tarea importante también en esta época del año.

El aumento de las temperaturas medias y los inviernos cada vez más suaves están alargando el ciclo vital de muchos insectos y artrópodos que actúan como vectores de enfermedades. Es decir, organismos que pueden transmitir virus, bacterias o parásitos de un animal o persona infectada a otra sana.

Mosquitos, garrapatas o flebotomos son los principales protagonistas y algunos de ellos ya han mostrado su capacidad para transportar patógenos que antes considerábamos lejanos, como el virus del Nilo Occidental, el dengue o la fiebre de Crimea-Congo.

Por eso, la prevención sigue siendo esencial también en otoño. Adoptar medidas sencillas puede marcar la diferencia entre una simple picadura y un problema de salud más serio. La estrategia pasa por tres líneas de actuación.

  1. El entorno: eliminar criaderos y refugios

Los mosquitos necesitan agua estancada para reproducirse. Vaciar cubos, platos de macetas, bebederos o canalones es una manera eficaz de reducir su número. En el campo, conviene evitar zonas con hierba alta o vegetación densa, especialmente durante los meses templados. Mantener los jardines desbrozados y los espacios limpios también ayuda a minimizar la presencia de garrapatas.

  1. Protección personal: barreras frente a las picaduras

Cuando se pasa tiempo al aire libre, la ropa sigue siendo una de las mejores defensas. Mangas largas, pantalones metidos en los calcetines y calzado cerrado son medidas simples pero efectivas. Los repelentes de insectos con sustancias activas como DEET, Icaridina o IR3535 resultan muy eficaces. Y cuando se trabaja en zonas de riesgo pueden usarse prendas tratadas con permetrina, que actúan como una barrera química adicional.

  1. Vigilancia y respuesta rápida

Revisar la piel tras una jornada en el campo o en contacto con animales es fundamental. Si se detecta una garrapata, debe retirarse con pinzas finas, sin girar ni presionar el cuerpo, y desinfectar la zona. En los días posteriores, es importante vigilar si aparece fiebre o una mancha rojiza en la piel. Ante cualquier síntoma, la consulta médica es prioritaria.

Si se trabaja en sectores como el agrícola, forestal o de jardinería, donde el contacto con el medio natural es constante, se deben extremar las precauciones e informarse y formarse sobre cómo protegerse frente a estos riesgos biológicos. Saber reconocer los signos de alerta y actuar de manera preventiva puede evitar accidentes y enfermedades.

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