La importancia de la percepción de riesgo en la prevención laboral

Vidas seguras
La importancia de la percepción de riesgo en la prevención laboral

La percepción de riesgos es uno de los principales factores que hay que evaluar para reducir los accidentes laborales. Tiene, además, un importante componente subjetivo contra el que hay que luchar. Subestimarlo es peligroso.

En 1935 un niño de tres años sube por las escaleras de un tobogán metálico, herrumbroso, con pintura desconchada. En el suelo no hay goma si no gravilla. El niño va en pantalón corto. Su padre le observa sin señal de alarma alguna. La misma situación vista con los ojos de alguien de 2018 almacena un importante cúmulo de riesgos: herida con material oxidado y posible infección; resbalón en el metal y posible mal golpe; herida abierta en la rodilla por caída en la gravilla. ¿Supone esto que el  padre de 1935 era un ser despreocupado inconsciente de los riesgos que corría su retoño? ¿Implica que los humanos del siglo XXI son más temerosos? Muchos dirían que ni una cosa ni la otra. Es lo que se llama diferencias en la percepción del riesgo, y no solo ha evolucionado con el paso de los años, sino que cada persona tiene la suya propia.

Es evidente que la mayoría de los humanos identifican algunas de estas situaciones de manera común: el fuego, un huracán, un animal salvaje, un desconocido en un callejón oscuro. Todos ellos serán identificados como instantes peligrosos a no ser, ¡claro!, que se lo preguntemos a un bombero, a un domador de fieras o a alguien acostumbrado a pasear por calles poco iluminadas. La repetición de una actividad hace que se elimine la sensación de que puede haber problemas y está en el fondo de esa frase tan común y poco preventiva: siempre lo he hecho así y no ha pasado nada. Sin embargo, el apagafuegos sabe que puede quemarse, el domador, que el león le puede devorar y el paseante, que en los callejones hay desalmados.

Y es que en el entorno laboral la percepción del riesgo suele tener mucho que ver con la profesión que se desempeña. Las encuestas hechas a los trabajadores de distintos sectores así lo demuestran. Es lógico que entre los peligros que sienta un oficinista no estén las caídas desde altura, lo mismo que lo es que un empleado de la siderurgia no considere riesgo laboral no tener donde apoyar los pies mientras teclea durante horas en el ordenador.

La percepción de riesgos es uno de los principales factores que hay que evaluar para reducir los accidentes laborales. Tiene, además, un importante componente subjetivo contra el que hay que luchar. Subestimarlo es peligroso. Es muy importante que el trabajador esté informado y tenga conocimientos de a lo que se expone si no toma medidas preventivas, lo mismo que es primordial que sepa los daños que puede sufrir. Si lo aplicamos al ejemplo inicial, si el padre supiera que el tétanos podría matar a su hijo,  seguramente estaría más alerta. Pero si conociese a alguien que hubiera muerto de tétanos por contacto con elementos oxidados, es seguro que bajaría al pequeño del tobogán.

El uso de medidas preventivas también influye favorablemente en la consideración de un acto como más o menos peligroso. Los obreros, que en la década de los 20 se sentaban al borde de una viga que flotaba en el cielo neoyorquino no portaban ningún tipo de arnés o casco. Llevar medida de seguridad hace consciente a la persona de que debe extremar la precaución. Y lo que es más importante, se convierte en una costumbre de autoprotección.

 

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