El liderazgo, un componente crucial para lograr una buena cultura preventiva. ¿Cómo identificar a un buen líder?

Lecciones de seguridad
El liderazgo, un componente crucial para lograr una buena cultura preventiva. ¿Cómo identificar a un buen líder?

Como hemos comentado en esta infografía, la cultura preventiva es un concepto que puede ser definido en base a 10 componentes o atributos que la conforman. Dichos atributos ayudan a que una empresa pueda mejorar su cultura preventiva puesto que a medida que se trabaja el desarrollo y mejora de los mismos, se mejora la cultura preventiva de esa organización. Vamos a ir detallando y profundizando en cada uno de estos componentes que conforman la cultura preventiva, empezando en este post por el primero de ellos: el liderazgo.

Como hemos comentado en esta infografía, la cultura preventiva es un concepto que puede ser definido en base a 10 componentes o atributos que la conforman. Dichos atributos ayudan a que una empresa pueda mejorar su cultura preventiva puesto que a medida que se trabaja el desarrollo y mejora de los mismos, se mejora la cultura preventiva de esa organización. Vamos a ir detallando y profundizando en cada uno de estos componentes que conforman la cultura preventiva, empezando en este post por el primero de ellos: el liderazgo.

La dirección de una empresa es la que determina, tanto por acción como por omisión, ya sea consciente o inconscientemente, en qué elementos se focalizará el esfuerzo y la atención. Si no existe un liderazgo efectivo en prevención, es muy probable que primen otros aspectos en detrimento de la seguridad.

Por ello, el liderazgo en prevención debe orientarse al compromiso compartido entre todos los que conforman la empresa, de manera que el trabajo en equipo integrado pueda compensar y absorber las consecuencias de ciertos errores que pudieran darse.

Los trabajadores deben formar parte de las propuestas y soluciones en cuestión de seguridad y salud laboral. Es preciso que haya un proceso de feedback. La integración es el camino para que la cultura pueda calar en las mentes de las personas trabajadoras y así generar un verdadero cambio actitudinal a través de una comunicación abierta y sincera.

El liderazgo bien llevado ejerce un proceso de influencia recíproca entre aquellos que lo ejercen y aquellos que lo reciben. Debe crear una relación dinámica en la que las influencias se produzcan en todas direcciones para obtener metas conjuntas.

Desde la óptica de la seguridad y salud laboral el liderazgo juega un papel determinante, puesto que, si el líder no presta interés en estos aspectos, estará mandando un mensaje contradictorio a las personas trabajadoras.

Debido a ello, la identificación de la figura de líder es un aspecto esencial en la prevención. Debe identificarse dónde radica la fuente de liderazgo y en qué personas recae, ya que no siempre esta figura de líder coincide con la figura que ostenta el mando.

Un buen líder deberá reunir la mayoría de las siguientes cualidades y, si no las tuviera, trabajárselas:

– Se muestra sincero/a con todos, para poder recibir sinceridad recíproca por parte de los demás miembros de la organización. Debe solicitar opiniones y tenerlas en consideración.

– Tiene una buena capacidad comunicativa y sopesa los mensajes que quiere enviar para que estén en concordancia con los valores de la empresa.

– Ser empático y saber ponerse en el lugar de los demás para comprender adecuadamente las situaciones que se producen. Para lograrlo es necesario que conozca cada puesto de trabajo a pie, que sea capaz de hablar con su equipo y conozca a través de ellos la realidad del día a día y las problemáticas que tienen lugar en la empresa.

– Tener capacidades negociadoras en las relaciones personales para establecer acuerdos.

– Saber poner en contexto las acciones de la organización y comunicarlas para lograr una visión estratégica que sea compartida por todos.

– Identificar las potencialidades del capital humano. Elegir adecuadamente al personal y colocarlo en el puesto preciso en base a cualidades, motivaciones, experiencias específicas desarrolladas en los años de trabajo y el desarrollo personal que atesoran.

– Ser humilde para ser consciente de las limitaciones, tanto propias como ajenas, y valorar en su justa medida el nivel de cada uno. Aceptar que no se puede llegar a todo y que hay que delegar responsabilidades. Además, la humildad en un líder permite a los demás colaboradores y personas trabajadoras identificarse e implicarse en el proceso de trabajo del equipo.

– Actuar de manera justa. Otorgando responsabilidades en la medida que le corresponda a cada persona en el contexto de la organización y con imparcialidad.

– Ser una persona creativa, que aporte soluciones y que sepa afrontar los cambios y mostrar capacidad de adaptación, tanto a la evolución social, como normativa, como tecnológica…

-Mantener un nivel adecuado de conocimiento mediante la formación continua y fomentar el aprendizaje continuo en el resto de la empresa. También contribuirá a la divulgación de ese conocimiento y animar a compartirlo para reforzar la capacidad de toda la organización y crear un clima de confianza.

 

 

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