¿Cómo un aprendiz de chef casero puede enfrentarse a los riesgos de una cocina y salir ileso?
Vidas seguras
En la mayoría de los hogares la cocina es un espacio acogedor, donde se pasan muchas horas y donde dejamos volar la creatividad y desarrollamos nuestro saber hacer para obtener deliciosos platos. Pero no debemos de olvidar que es también un espacio lleno de riesgos potenciales, especialmente para quienes comienzan a explorar el mundo de la gastronomía y no controlan aún su funcionamiento. Hablemos hoy de cómo puede un inexperto aprendiz de chef salir ileso de un cocinado.
En la mayoría de los hogares la cocina es un espacio acogedor, donde se pasan muchas horas y donde dejamos volar la creatividad y desarrollamos nuestro saber hacer para obtener deliciosos platos. Pero no debemos de olvidar que es también un espacio lleno de riesgos potenciales, especialmente para quienes comienzan a explorar el mundo de la gastronomía y no controlan aún su funcionamiento. Hablemos hoy de cómo puede un inexperto aprendiz de chef salir ileso de un cocinado.
Los aprendizajes culinarios no tienen por qué ir de la mano de quemaduras, cortes o accidentes. Si se adoptan medidas preventivas no tiene por qué haber grandes problemas más allá de que la comida no salga rica a la primera. Para un aprendiz de chef casero, la clave está en anticiparse a los peligros y desarrollar hábitos responsables desde el inicio.
Uno de los riesgos más comunes en la cocina son los cortes. Manipular cuchillos sin la técnica adecuada o utilizar herramientas desafiladas puede aumentar la probabilidad de lesiones. Un buen aprendiz debe asegurarse de que los cuchillos estén bien afilados y aprender técnicas básicas de corte, como mantener los dedos recogidos al sujetar los alimentos. Además, es fundamental utilizar una tabla de cortar estable que no se deslice. Colocar un paño húmedo debajo de la tabla es una solución simple y efectiva.
Las quemaduras son otro peligro frecuente. Al manejar ollas calientes, hornos o utensilios expuestos al fuego, es esencial contar con guantes de cocina aislantes y recordar que incluso una sartén aparentemente fría puede mantener el calor residual. Al verter líquidos calientes o trabajar con aceite hirviendo, es recomendable hacerlo lentamente para evitar salpicaduras. Además, mantener el mango de las ollas y sartenes orientado hacia adentro reduce el riesgo.
Los electrodomésticos deben utilizarse según las instrucciones del fabricante, y es importante revisar que los cables no estén dañados ni expuestos a la humedad. En el caso del gas, asegurarse de que queda apagado después de cocinar es una precaución básica.
El orden y la limpieza son aliados imprescindibles en la prevención de accidentes. Una cocina desordenada, con utensilios esparcidos o suelos resbaladizos por derrames, incrementa el riesgo de caídas o tropiezos. Limpiar inmediatamente cualquier líquido derramado y mantener los utensilios organizados permite trabajar de manera más segura y eficiente.
Además, es esencial estar preparado para actuar si ocurre algún imprevisto. Saber cómo actuar y apagar pequeñas llamas que puedan surgir durante el cocinado es indispensable. En caso de que una sartén o cacerola se prenda fuego hay que colocar inmediatamente una tapa sobre ella y dejarla puesta un rato hasta que el oxígeno se consuma y la llama se apague. No hay que intentar moverla o cogerla con las manos.
La supervisión, si el aprendiz se está iniciando en la cocina, puede ser una medida de apoyo. Enfrentarse a los riesgos de la cocina no tiene que ser intimidante. Adoptar medidas preventivas permite disfrutar del proceso creativo sin comprometer la seguridad.