Microorganismos al acecho vs Seguridad alimentaria. Consejos para minimizar riesgos en tu hogar

Vidas seguras
Microorganismos al acecho vs Seguridad alimentaria. Consejos para minimizar riesgos en tu hogar

Cuando se trata de manipular alimentos es muy importante seguir una serie de medidas de seguridad alimentaria que nos permitan evitar los riesgos de intoxicaciones y la proliferación de microorganismos que pueden provocar problemas en la salud de nuestras familias. Ninguna intoxicación alimentaria es inevitable, evitarlas está en nuestras manos.

Cuando se trata de manipular alimentos es muy importante seguir una serie de medidas de seguridad alimentaria que nos permitan evitar los riesgos de intoxicaciones y la proliferación de microorganismos que pueden provocar problemas en la salud de nuestras familias. Ninguna intoxicación alimentaria es inevitable, evitarlas está en nuestras manos.

Las normas básicas de higiene, tanto de encimeras, superficies, utensilios y electrodomésticos como neveras, microondas, hornos, picadoras o batidoras son imprescindibles, ya que de ellas depende en gran medida la seguridad de los alimentos.

La seguridad alimentaria debe de vigilarse durante todo el proceso de manipulación de los alimentos y comienza por mantener una buena higiene durante la compra, el traslado, tratamiento, cocinado y conservación.

Curiosamente la mayoría de intoxicaciones alimentarias en nuestro país se producen en el hogar y no en los restaurantes. Esto puede ser debido a que comemos con mayor frecuencia en casa y a que en los restaurantes han recibido formación sobre seguridad alimentaria. Para evitarlo, vamos a dar consejos de seguridad alimentaria que nos permitan minimizar riesgos:

-Antes de manipular alimentos lavarse siempre las manos. Y después de haber manipulado alimentos crudos, como huevos o pollo, debemos volvérnoslas a lavar antes de tocar los utensilios u otros alimentos. Porque esos alimentos crudos pueden contener bacterias y si no nos lavamos de nuevo las manos podemos ir extendiéndolas.

-Cambiar con frecuencia las bayetas y los estropajos. Es importante que los materiales con los que vamos a limpiar estén libres de bacterias. Hay que lavarlos después de cada uso con agua caliente y jabón y conviene meterlos a remojo con agua muy caliente y productos desinfectantes cada dos o tres días. Dejarlos escurrir bien y ponerlos a secar bien estirados. Los expertos aconsejan no prolongar su uso más allá de dos semanas.

-Limpiar las superficies con agua y jabón y después secar con papel de cocina. No utilizar el mismo paño de tela con el que nos secamos las manos limpias.

-Utilizar preferiblemente utensilios de silicona o plástico, en vez de los de madera, incluidas las tablas de cortar. Porque la madera es porosa y es más complicado poder eliminar bien los restos. La silicona, por el contrario, es un material liso y fácil de limpiar, que aguanta altas temperaturas y puede meterse en el lavavajillas.

-No usar el mismo utensilio para cocinar varios alimentos sin haberlo lavado previamente. No se puede utilizar el mismo cuchillo o tabla de cortar que hemos utilizado para cortar alimentos crudos y luego otro tipo de alimentos. Ni utilizar el plato donde hemos batido los huevos crudos para poner después la tortilla.

-No lavar la carne ni el pescado, puesto que podemos esparcir las bacterias. Tampoco lavar los huevos porque la cáscara es porosa y podemos destruir la membrana protectora interior dejando pasar los microorganismos. Si están muy sucios mejor limpiarlos con papel de cocina.

-Para lavar las frutas y las verduras no basta con ponerlas a remojo o debajo del grifo, hay que frotarlas bien.

-Limpiar y desinfectar la nevera frecuentemente. Mantener la nevera en condiciones óptimas es imprescindible para que los alimentos permanezcan en perfecto estado.

-Dentro de la nevera, no juntar demasiado los alimentos, ni llenar en exceso las baldas. Los alimentos deben guardarse bien envasados, en envases cerrados.

-Los alimentos no deben introducirse calientes en la nevera puesto que alteran la temperatura interior de la nevera lo que supondría un riesgo bacteriológico.

Respetar la fecha de caducidad de los alimentos que viene indicada en los envases. En el caso de alimentos cocinados que guardamos en la nevera, no deben conservarse más de 3 o 4 días.

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