El medidor de gases, un salvador de bolsillo

Lecciones de seguridad
El medidor de gases, un salvador de bolsillo

Los medidores de gas son una herramienta esencial para medir la calidad del aire. Pueden detectar, identificar y localizar gases licuados, propano, gas natural y fuel. Son imprescindibles para garantizar la seguridad laboral en las empresas y evitar riesgos para la salud de los trabajadores de por ejemplo la industria química, la metalúrgica, el sector de la alimentación o la gestión de residuos.

Los medidores de gas son una herramienta esencial para medir la calidad del aire. Pueden detectar, identificar y localizar gases licuados, propano, gas natural y fuel. Son imprescindibles para garantizar la seguridad laboral en las empresas y evitar riesgos para la salud de los trabajadores de por ejemplo la industria química, la metalúrgica, el sector de la alimentación o la gestión de residuos.

Gracias a los medidores de gases se pueden detectar fugas o concentraciones de gas perjudiciales para las personas o bienes y se pueden resolver y solucionar a tiempo. Dichas fugas pueden resultar muy peligrosas y derivar, dependiendo del tamaño de la fuga, en casos de intoxicación, incluso asfixia o muerte. También pueden provocar incendios e incluso explosiones que además de daños a los bienes materiales pueden también casar daños personales.

A la hora de evitar todo esto, el uso de un simple medidor de gases puede suponer una gran diferencia. Es una herramienta que aporta seguridad, tranquilidad y es extremadamente útil y eficaz para la prevención de dichos riesgos para la salud, así como para la prevención de incendios.

Este aparato que advierte ante cualquier escape que se pueda producir, ya sea de gases combustibles como el metano, propano, pentano, butano, etc, o de gases peligrosos para la salud tales como el monóxido de carbono, sulfuro de hidrógeno, cloro, amoniaco, cianuro, etc. Su manejo es sencillo y seguro y realizan las mediciones de manera sencilla detectando esos gases peligrosos, como el monóxido de carbono, incluso en niveles de concentración mínimas.

El monóxido de carbono es uno de los gases que más intoxicaciones e incluso muertes producen. Es un gas de combustión nocivo que se libera en las combustiones incompletas, de por ejemplo, sólidos como el carbón o la madera, de instalaciones de calefacción, de hornos de gas, o de motores de gasolina.

Al tratarse de un gas incoloro e inodoro nuestros sentidos no lo pueden detectar y por ello resulta muy peligroso. Cuando se respira a altas concentraciones, impide la absorción de oxígeno en la sangre. Puede causar graves daños en los seres humanos y los animales, incluso la muerte. La máxima concentración de monóxido de carbono permitida en el lugar de trabajo es de 30 ppm (partes por millón).

Las emisiones de monóxido de carbono pueden acumularse rápidamente en los recintos cerrados o semicerrados, alcanzando cantidades letales. Con un medidor de gases puede identificarse rápidamente y evitar que se concentre en una cantidad que pueda resultar perjudicial.

Existen una amplia gama de medidores de gases y de detectores que pueden utilizarse fácilmente para las mediciones relacionadas con la seguridad y que cumplen con la normativa y reglamentos actuales. Funcionan de diferentes maneras, dependiendo de la tecnología o el principio de funcionamiento que tenga cada uno.

Existen dos grupos generales de sensores de gas. En el primer grupo se situarían los que funcionan entrar en contacto directo con el gas, por medio de la absorción y de reacciones químicas internas. Luego estaría el segundo grupo que funciona en base a emisiones infrarrojas o ultrasónicas.

Por otro lado, los sensores también pueden agruparse de acuerdo al tipo de gas que detectan: los que detectan gases combustibles generalmente son sensores catalíticos e infrarrojos, mientras que para la detección de gases tóxicos generalmente se emplean sensores electroquímicos y de semiconductores de óxido metal.

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